jueves, 8 de enero de 2009

Pícaros y prudentes

Mucha gente queriendo lograr sus sueños de grandeza. Demasiados angurrientos detrás de un puesto, tantos y tantos pobres desgraciados con fauces de voraces hienas. Apariencias y y disfraces de prudencia ocultando una conocida estrategia para subir un poquito mas... para recibir una felicitación... un diplomita o solo una sonrisa del dueño del circo.

Pero, ¿cuál es esa estrategia? El aparecer con modos de cuidados y repujados. No salirse nunca de la linea marcada por la medianía, jamas una palabra que pueda comprometer, evitando palabras que puedan decir por si que hay una posición tomada; tan insípidas conversaciones que nada dicen, sin un mínimo compromiso. Simular siempre y en todo lugar el porte del educadito, con la sonrisa dibujada aun ante insultos e insoportables situaciones.

 Toda la prudencia falsificada hasta el tuétano, pícaros que no desean el bien ni la verdad a secas, estrategas de la escalada, sedientos de "llegar". Al prudente lo mueve la luz deslumbrante de la verdad. Al picaro lo mueve lo conveniente, lo políticamente correcto. Al prudente lo arrastra un sed de bien total aun a costa de su propio bien. El picaro no sabe otra cosa que "su bien".

Horripilante personaje tan visto en catedras, estrados, altares y tantos otros lugares de preeminencia ocupados por egoístas y ambiciosos.

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